¿A quién debemos el nombre de nuestro Instituto?
A doña Ana Margarita de Fuenmayor cuenta sus razones importantes para merecer el recuerdo agradecido del pueblo que la vio nacer, a mediados del siglo XVI. Era hija de una noble familia agredeña y Marquesa de Falces, por su matrimonio con Antonio de Peralta. Vivía en la casona recientemente restaurada por la familia Cintura Quero, en la Plaza de los Mesones.
Dedicó gran parte de su hacienda a obras pías y culturales en Agreda. Sufragó gran parte de la construcción de la Basílica de La Virgen de los Milagros, en cuya portada figura su escudo y, también a sus expensas, se rehabilitó el viejo palacio de los Fuenmayor para Convento de Madres Agustinas.
Pero el haber sido elegida esta dama agredeña como titular de estos centros de enseñanza de su pueblo se debe a su interés y mecenazgo en la creación de un importante Colegio de Enseñanza "con el fin de ayudar a estudiantes de la Villa y pueblos de la Tierra". Dotó las cátedras de estudios mayores en la Preceptoria de Latín que regentaban los Padres Agustinos desde el año 1557, en el Convento adosado a la Iglesia de la Virgen de los Milagros y fundó diez becas para estudiantes de la Rinconada de Ágreda. Ocupando estas cátedras había un lector de Filosofía y Artes y otro más de Teología Moral. Este colegio tuvo vida hasta 1836, cuando las leyes de desamortización en España. La obra de Margarita Fuenmayor duró 234 años, (1602-1836).
Parece obligado el reconocimiento en Ágreda, a Margarita de Fuenmayor, de una mujer de su tierra porque puso su voluntad y dineros en obras meritorias.
Fuente
José Vilda
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