EL RESPLANDOR

     Felipe y su esposa Juana caminaban a las orillas del Duero una noche oscura. Se podía ver el monte de las Ánimas a lo lejos. Parecía que la luna se escondía tras el monte, pero ellos pensaron que eran imaginaciones suyas.

- Debemos darnos prisa – dijo Felipe – , que se está haciendo tarde.

Aligeraron el paso mientras se oían aullidos de lobos hambrientos. La luna cada vez se escondía más. Se escuchaban pisadas muy cerca de ellos, así que echaron a correr. Se acercaban al puente, pero Juana tropezó. La luna se había ocultado completamente tras el monte de las Ánimas. Un resplandor cegador iluminó todo. Se oyó un chillido de terror y Felipe gritó:

- ¡Juana! ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

Pero no obtuvo respuesta. Cuando Felipe pudo abrir los ojos vio que Juana había desaparecido. La luna ya había vuelto a su lugar en el cielo. Felipe corrió desesperado hacia la ciudad, pero, al llegar a ella, misteriosamente olvidó todo lo que había pasado y a Juana. Y parece que nadie se dio cuenta tampoco, porque ellos también la habían olvidado.    

     Y a su lado, de pie estaba aquel otro ser, idéntica a ella, que lo miraba de forma terrorífica.

David Molina Puyuelo  1ºB eso

NOCHE CERRADA

      Noche cerrada en las calles, la luz tenue de las farolas apenas atraviesa la niebla que se ha cernido sobre la ciudad durante la tarde. Un perro aúlla a lo lejos.

     En la acera, un hombre camina haciendo resonar sus pasos en los oscuros callejones. Lleva abrigo oscuro y sombrero y zapatos negros.

     Suenan las campanas  de una iglesia. Noche de difuntos-recuerda. Y vuelve a su cabeza ese miedo atroz que invade a los humanos esa noche- Viajes relatos de muertos y espíritus- se dice-. A ver quién se cree esos cuentos.

     Mientras estaba sumido en estas reflexiones, ya ha salido de la ciudad y camina por un sendero de tierra y piedras que lleva a una mansión que se distingue a lo lejos. Un ligero resplandor entre la niebla.

   A un lado del camino se oye un ruido, una rama partida al pisarse, no le da importancia, pero otro ruido semejante se escucha, esta vez del otro lado. Movimiento en los arbustos, algo cruza a sus espaldas, o eso le parece porque cuando se da la vuelta no hay nada, oscuridad, frío y niebla. Pasos a su espalda, esta vez en las piedras del sendero, una ráfaga de viento helado lo traspasa y detiene du corazón. Gira lentamente mientras vuelve la cabeza y su cuerpo da media vuelta y sus ojos se cierran, para reunir valor para abrirlos. Ya no los vuelve a abrir.

                                                                                                      Diego Sainz de Mena 4º A

    Sábado, 31 de Octubre. Soria. 4 amigos pasamos la noche en el monte. A las cuatro de la mañana, tras pasear por los alrededores, decidimos volver a la tienda de campaña a dormir. De repente, cuando todos se habían dormido, se escuchó un fuerte ruido, como un desplome. Me levanto sobresaltado. Todos durmiendo. -"Habrá sido un sueño".

     Volví a dormir. Otra vez el mismo sonido. Siguen durmiendo. Lo ignoro. Duermo. Idéntico sonido. Nada. Duermen. Decido distraerme. Salgo. Me acerco al río. Me lavo la cara. Me despejo. Regreso. Una intensa luz roja sale de la tienda de campaña. Corro. Cruzo el río. Paro. Respiro. Vuelvo a lavarme la cara. Me refresco. Regreso. Entro. Todos durmiendo. -"Imaginaciones mías. Una mala noche".

     Intento dormir. Me cuesta. No puedo. Tengo miedo. Estoy asustado. Vuelvo a salir. Me tumbo afuera. Observo las estrellas. Nunca falla. Estoy relajado. Me quedo dormido al aire libre. Sueño que estoy inconsciente, que no siento. De repente veo mucha luz roja. Muy intensa. Me ciega. No veo. Tres segundos. Despierto. Me incorporo. No hay nada. Nadie. Yo solo, junto a la ropa de mis cuatro amigos. No era un sueño.