TESTIMONIO DE UNA NOCHE DE TERROR

1 de noviembre de 2007.

Si estas leyendo esta carta es porque me ha encontrado.

Esta tarde, Iván y Álvaro me han llamado a casa para decirme si esta noche nos íbamos al insti para contar historias de miedo y yo les he dicho que sí.

Esta noche nosotros ya nos encontrábamos en el instituto cuando Álvaro con su móvil nos ha informado de que un asesino se había escapado de la cárcel y se había escondido por la zona de la antigua estación del tren y que lo  estaban buscando. Nosotros hemos preferido ignorar la noticia y seguir contando historias.

Esta noche hace mucho frío y nosotros hemos encendido una hoguera para calentarnos. Parece ser que el asesino ha visto la luz y ha entrado en el instituto. Cuando yo me disponía a echar una hoja de papel al fuego, el asesino, ha cogido a Iván por la espalda y con un cuchillo lo ha matado. Yo he cogido la hoja y me he escondido en el ascensor. Álvaro se ha encerrado en el armario de la clase de cuarto, pero el asesino lo ha encontrado y ha hecho lo mismo que con Iván. Yo he revuelto en mi mochila donde he encontrado un boli; y estoy escribiendo lo que esta pasando, en el papel que iba a echar al fuego, para que quede reflejado lo sucedido en esta terrorífica noche.

Estoy a punto de terminar la carta pero la puerta del ascensor se ha abierto y...

  Samuel Cacho 4º eso

QUIROPRÁCTICO

Era en la noche de Todos los Santos, cuando en un bosque de Ágreda, unos excursionistas descubrieron un antiguo instituto.

Como hacia frio y estaban cansados, decidieron  entrar, pero ellos no sabían lo que allí les iba a asar…

Una vez dentro se cerraron las puertas, ellos siguieron andando por el largo y oscuro pasillo que conducía a un holl. Cuando llegaron, sacaron sus sacos y prepararon sus cosas para pasar la noche. Después decidieron ir a visitar las aulas, pero eso no fue buena idea. A cada paso que daban, las viejas tablas del suelo chirriaban a sus pies. Una a una fueron viendo todas las aulas: la de historia, la de matemáticas… Pero había un aula diferente a las demás, era el laboratorio y de su ventanilla salían destellos verdes.

Decidieron entrar para ver que ocurría. Desde debajo de una mesa observaron un cuadro, pero no era un cuadro cualquiera. En él, el difunto científico Quiropráctico, estaba diseccionando a un alumno. Salieron del aula corriendo, pero la curiosidad las hizo volver. No podía ser cierto lo que veían, el científico había desaparecido del cuadro, tan solo quedaba el alumno con el pecho abierto encima de la mesa.

Fueron hacia el cuadro, pero a penas dieron tres pasos cuando se dieron la vuelta y vieron al científico. Estaba vivo, tenía un aspecto horrible y dos herramientas en las manos. Entre gritos y risas, Quiropráctico los fue diseccionando uno a uno.

Cuenta la leyenda que el científico Quiropráctico sigue en aquel viejo laboratorio esperando nuevas visitas…

  María Alonso 3º eso A

VIERNES

Me sentía un poco cansada, pero era viernes, después de todo, el fin de semana estaba cerca. Cuando llegué aquel día a la puerta del instituto me extrañó de no ver a nadie, y yo no solía tardar. Mire mi reloj y no se había parado.

Un extraño silencio me dio los buenos días, las luces estaban encendidas pero los pasillos vacíos. Aceleré mi paso para llegar clase, me senté en mi silla perpleja. De repente se oyó el cerrojo de la puerta. Mi corazón latía fuerte, mis ojos buscaban en la clase algo de la tranquilidad  de todos los días. Pero no era así.

Llamó mi atención el chirriar de la tiza en el tablero, que se empeñaba en escribir una adivinanza. Al final de la línea se podía leer:

“Si quieres salir tienes que completarla”.

La angustia invadía mi estómago, el sudor empapaba mi camiseta y mi mano temblorosa cogió la tiza que parecía tener vida. Escribía y pasaban las horas.

Era de noche. A mí alrededor empecé a notar una respiración al lado de donde yo estaba sentada. Me acobardé y me fui al rincón. El susurro repetía una frase:

“Yo sigo aquí porque no pude completarla”.

Decidí ser valiente y borrar la pizarra. Pero cual fue mí sorpresa,  cuando la frase comenzó a escribirse de nuevo, esta vez la tiza chirriaba con un sonido más agudo. El miedo ahogaba mi corazón, sentía el susurro en la nuca.

Un sonido conocido me devolvió donde realmente estaba, era mi despertador, y yo escondida bajo mis sábanas. Miré el calendario y era viernes, 31 de octubre.

   María Jiménez 1º eso B

NO TE CREAS TODO LO QUE VEAS

Clase de inglés, lo mismo de siempre, pero había algo en el ambiente que no era habitual, todos callados, nadie decía nada y la voz del profesor parecía guardar un secreto. Suena el timbre, el profesor recoge sus cosas y se dispone a salir. Cuando llega a la puerta, una ráfaga de viento hace que un pequeño trozo de hoja caiga al suelo.

Rápidamente lo recoge, daba la impresión de que era algo importante y que guardaba un gran enigma. Nos quedamos mirándole, pero esta vez no fue en la dirección de siempre, hacia la sala de profesores, esta vez, sacó una llave muy pequeña de un bolsillo escondido en el interior de su chaqueta y abrió la puerta que finaliza en la parte nueva del edificio. Se paró en la sala de material y sacó una caja cerrada, con una pegatina que ponía “Muy Frágil”.

Se dirigió a secretaria, la apoyó en el suelo y volvió la puerta. Cuando pasamos en dirección al aula después del recreo, la puerta estaba entre abierta, nos asomamos y…no podíamos dar crédito a lo que veíamos, ¡Varios órganos guardados en extraños botes de cristal! ¿Serían de humanos?

El ruido de una puerta al cerrarse hizo que volviéramos corriendo a clase, era la hora de biología. Cuando el miedo aun estaba reflejado en nuestras caras, entró por la puerta la profesora de biología acompañada por el misterioso profesor de inglés.
Este sacó el pequeño trozo de hoja que al instante reconocimos y le dijo:

- Ya ha llegado tu pedido para comenzar las prácticas de anatomía, te lo dejé en secretaria

Irene Ruiz 2º eso B